Thursday, January 12, 2006

Los Temas de Futuro de la Minería

LOS TEMAS DE FUTURO DE LA MINERIA:
APUNTES PARA UNA AGENDA INTERNACIONAL EN EL SIGLO XXI
(Publicado en Areaminera, Junio 2005, www.areaminera.com )

Raul F. Campusano[1]

El mundo está cambiando y lo está haciendo a un ritmo acelerado. La revolución científica y tecnológica que se está viviendo se expresa virtualmente en todos los campos del quehacer e interés humano. Es difícil señalar cual de estos fenómenos, desde Internet a la biotecnología, está generando los cambios más significativos, pero todos ellos, en su conjunto, se encuentran configurando el rostro del mundo y la sociedad en que nos tocará vivir en el futuro próximo. La globalización es una expresión y resultado del fenómeno descrito y su mensaje claro y asertivo es que el futuro de las sociedades pasa por su capacidad de relacionarse entre ellas. En este contexto, nuestro país ha recibido con los brazos abiertos esta oportunidad y desafío, dejando atrás una cierta historia y aparente idiosincrasia aislacionista y solitaria. En efecto, nuestra agresiva inserción en los mercados internacionales, nuestra significativa participación en tratados comerciales que también tiene consecuencias políticas y sociales, nuestro creciente involucramiento en temas políticos internacionales y, en fin, nuestra mirada más abierta al mundo y a su diversidad y atractivo, colocan a Chile en una posición adecuada para enfrentar exitosamente el mundo del mañana.

La actividad minera, naturalmente, forma parte de este nuevo escenario. Para aquellos lejanos a la minería creo que les causaría asombro descubrir el largo camino que ha recorrido la actividad en los últimos maños y como ha integrado en su quehacer el estado del arte en los distintos aspectos de su gestión, no solo desde el punto de vista técnico y comercial (siendo ambos muy importantes), sino que también acogiendo las tendencias más actuales en medio ambiente, responsabilidad social corporativa, innovación científica y tecnológica, desarrollo de nuevos mercados, etc.

Sin embargo, y precisamente por lo acelerado de los cambios, explicado en el primer párrafo, todo esto no es suficiente y existe una agenda pendiente que Chile debe enfrentar. En algunas materias está más avanzado que en otras, pero en todas ellas hay temas que aún no se han abordado en forma suficiente. Entre ellos, quisiera proponer cinco temas para la reflexión y el debate:[2]

1. Una Legislación Sistémica de Cierre de Faenas Mineras

La actividad minera, en su historia, ha provocado algunos serios efectos negativos para el medio ambiente, efectos que no fueron subsanados al momento de terminar las operaciones. Los sitios mineros tendían simplemente a abandonarse y tales efectos en su conjunto son conocidos como la herencia negativa o “pasivo ambiental.” Existen diversas iniciativas en los países mineros para hacerse cargo de estos pasivos ambientales, iniciativas que han tenido y tiene un gran arco de indicadores de resultados ya que se trata de situaciones muy complejas desde distintos puntos de vista. Hay temas de responsabilidad civil extracontractual asociadas a la dificultad de probar la causalidad, la imputabilidad y la ejecución de sentencias, entre otros.

Por ello es que en la mayoría de los países mineros desarrollados se han dictado legislaciones y políticas sistémicas de cierre de faenas mineras, ya que si bien es cierto el tema del pasivo ambiental tiene dificultades inherentes a su naturaleza, no contar con legislación de cierre de faenas simplemente aumenta y perpetúa el pasivo ambiental.

En Chile no hay una legislación sobre cierre de faenas mineras y esta es una afrenta ante los compromisos de Estado frente a los ciudadanos y a la comunidad internacional. Mientras no se dicte esta legislación no será posible decir que Chile tiene una opción seria por la promoción y protección del medio ambiente y la salud de las personas. Y si esta opción no basta, la comunidad internacional y sus mercados se encargarán de recordárnoslo.

Hay una historia larga en esta materia, en la que quisiera destacar el trabajo de la segunda década de los noventa realizado por la Comisión Chilena del Cobre, apoyada por un número de especialistas y que contó con amplios espacios de participación para todos aquellos interesados. Se presentó una propuesta al Ministerio de Minería. También quiero destacar tres experiencias internacionales: el trabajo realizado con el apoyo del gobierno de Canadá (IDRC), los esfuerzos realizados para acordar un Memorando de Entendimiento sobre Cierre de Faenas Mineras en el contexto de la Conferencia Anual de Ministros de Minería de las Americas, y el capítulo sobre cierre de faenas mineras encargado por la Iniciativa de “Metales, Minería y Desarrollo Sustentable, MMSD” a COCHILCO y a una consultora nacional y que contó con el trabajo de especialistas de catorce países.

Hoy, la Comisión Chilena del Cobre y un grupo de especialistas privados han preparado una nueva propuesta de ley de cierre de faenas mineras. Todos miramos a ver que hará el Ministerio de Minería.

2. La Oportunidad e Imperativo del Medio Ambiente

Uno de los aspectos que más transformaciones ha tenido en los últimos veinte años ha sido la gestión ambiental de la actividad minera. Históricamente, la minería ha sido responsable de muy serios deterioros al medio ambiente y la salud de las personas. Negar esta realidad es pretender ocultar lo evidente y lo importante en realidad es observar el significativo avance logrado en los tiempos más recientes. La protección de la salud de las personas y la promoción y protección del medio ambiente son, sin lugar a dudas, algunos de los principales imperativos de la actividad minera hoy, primero y principalmente porque así debe ser desde una perspectiva ética y valórica, pero también porque no hay alternativa y buscarla sería sustraerse a los signos de los tiempos y al clamor y exigencia de hombres y mujeres en todo el mundo, desde las comunidades locales hasta los directorios de las empresas mineras multinacionales, pasando por los reguladores gubernamentales, las organizaciones no gubernamentales ambientales, sociales y de derechos humanos y las ciudadanías cada vez más concientes del mundo preferido en el que desean vivir ellos y el resto de sus semejantes.

Y así ha sido. Las empresas mineras multinacionales han integrado la gestión ambiental como parte central de su actividad y compromiso. De esta forma, el imperativo ambiental es bienvenido ya que se comparten sus postulados y valores. Desafortunadamente, hay algunos por ahí, en nuestro medio y afuera, que siguen señalando que las exigencias ambientales son una amenaza y un peligro para la actividad minera nacional e internacional y que corresponde a postulados foráneos y ajenos a nuestra tradición. Nada más equivocado que tal postura. El medio ambiente no es enemigo de la minería, sino que por el contrario, un necesario apoyo para el éxito de su actividad. Forma parte del sentir más profundo de los distintos sectores del país y solo cabe preguntarse y discutir cuáles son las mejores y más adecuadas formas de concretar su promoción y protección.

Ahora bien, sin perjuicio de lo anterior, y es una situación distinta, una de las tareas permanentes asociadas a la actividad minera (y a otras, por cierto) es proteger el libre comercio de las prácticas que atentan contra su normal funcionamiento y en ese contexto es pertinente identificar, denunciar y luchar contra prácticas proteccionistas que utilizan dolosamente consideraciones aparentemente ambientales para mantener la primacía en mercados internacionales. Contra estas prácticas, que duda cabe, la acción debe ser asertiva y eficaz.

Finalmente, si bien es cierto que se ha avanzado un largo trecho, estamos aún lejos de haber logrado el cumplimiento de la agenda ambiental relacionada con la actividad minera. Los pasivos ambientales, la falta de una ley sobre cierre de faenas mineras, la contaminación de aire, suelo y agua, el insuficiente tratamiento de drenajes ácidos, y la ocurrencia de episodios serios de deterioro ambiental son solo algunos de los temas pendientes que deben enfrentarse as la brevedad. Más allá de las consideraciones éticas, sin avances reales en estas materias difícilmente podrá mantener una posición de líder en los mercados internacionales.

3. Asia y en Particular los Mercados de China e India

Durante los años ochenta, y frente a cierta dificultad de colocar adecuadamente nuestra producción cuprífera en los mercados tradicionales, Chile descubrió el mercado japonés. Este país se convirtió rápidamente en uno de nuestros principales compradores de cobre (por momentos ha llegado a ser el principal comprador) y eso abrió un horizonte promisorio para nuestro país. Sin embargo, es difícil creer que en esa época se hubiera llegado a vislumbrar lo importante y necesario que el mercado asiático se convertiría para Chile. Más aún, es posible que nadie haya previsto entonces lo que tiende a suceder una vez que el comercio se establece: comienzan a aparecer nuevos vínculos en lo político, lo social y lo económico (desde APEC y la reunión de Líderes de 2004 a la proliferación de restaurantes japoneses y el interés creciente por Asia entre los chilenos).

En los años ochenta y noventa se abrieron y crecieron varios mercados en el Este de Asia, destacando Japón, Corea, Taiwán y China. Cada uno de estos mercados tiene su historia y su especificidad e importancia para Chile, pero ciertamente cabe destacar aquí el caso de China, un país que ha venido creciendo en los últimos quince años a un promedio sobre el 9% anual y que cuenta con más de un sexto de la población mundial. China se está desarrollando en forma acelerada y ya ha comenzado a hacer sentir su voz, entre otras materias, expresando su necesidad de contar con materias primas e insumos para su proceso de modernización e industrialización. Actualmente se está llevando a cabo un proceso de negociación entre Chile y China que eventualmente podría derivar en la firma de un tratado de libre comercio entre ambos países. El tema tiene sus complejidades y sin duda habrá dificultades que sortear, pero las posibilidades que se abren a Chile en general y a su sector minero en particular son enormes (como pareciera ser todo en China).

De la misma forma, y guardando las diferencias, aunque también observando las semejanzas, la India se está levantando como otro gigante regional y mundial (que ya lo era en cuanto a población, territorio y riqueza cultural e histórica) en su avance hacia la modernización y el desarrollo y que la lleva también a tener una fuerte necesidad de insumos y materia primas.

Entonces la pregunta es si se ha hecho algo para promover la relación de Chile con Asia y la respuesta es que sí, y bastante (aunque nunca será suficiente al parecer y siempre queda una colina más que conocer en el horizonte). Primero con nuestro ingreso al Foro de Cooperación Económica del Asia Pacífico, APEC, el año 1994. También con el Tratado de Libre Comercio firmado el 2003 con Corea y con el aumento de las relaciones bilaterales con la mayoría de los países del Este Asiático (Australia, Nueva Zelanda y Rusia incluidas).

Desde la perspectiva más concreta de la actividad minera también hay hitos que pueden destacarse. Primero la creación el año 1996 del Grupo Experto en Minería de APEC, GEMEED. Segundo, la realización en Chile el 2004 de la Primera Reunión de Ministros de Minería de APEC. Ambos eventos han pavimentado la participación de nuestro sector minero en las conversaciones y redes de lo que aparece hoy como nuestro más relevante mercado actual. Mas importante aún, de lo que aparece como nuestro más relevante mercado en el futuro.

Sin embargo, queda mucho por hacer en Asia aún y desde ya pareciera que la agenda debiera integrar los siguientes aspectos:

Fortalecer el vínculo creado con Corea a través del tratado de libre comercio.
Promover las firma de un tratado de libre comercio con Japón y con China.
Aumentar el acercamiento con India.
Cuidar los mercados de Taiwán y otros países de la región.
Reformar GEMEED para evitar su caída en la irrelevancia y transformarlo en una herramienta al servicio del desarrollo adecuado de la minería en la región.
Preparar en forma protagónica la agenda temática de la Segunda Reunión de Ministros de Minería de APEC, la que se llevará a cabo en octubre de este año en Corea.

4. El Desafío de la Innovación Científica y Tecnológica en Minería

Así como a menudo al reflexionar sobre los distintos problemas de nuestra sociedad (desde la pérdida de la amabilidad y la consideración, hasta la falta de imaginación y creatividad ante un mundo cambiante) se termina concluyendo que la raíz de tales problemas está en la educación, de la misma forma, todo parece indicar que el salto de nuestro país al desarrollo pasa por aumentar significativamente nuestra capacidad de innovación científica y tecnológica. Esta realidad general forma parte también del predicamento de nuestro sector minero.

Sin embargo, antes de abordar este tema directamente, quisiera hacerme cargo de un mito que obscurece la reflexión en esta materia. Suele escucharse el siguiente argumento tanto entre legos como entre ilustrados: “la minería es el negocio de exportar piedras y eso naturalmente está destinado al fracaso y al subdesarrollo ya que lo que en realidad debiéramos exportar son bienes con valor agregado significativo como computadores, maquinaria y electrodomésticos de alta tecnología y naves espaciales” (bueno, lo de las naves lo agrego yo, pero es para subrayar el punto). Esta aseveración contiene dos errores fundamentales que quisiera exponer. Primero, aquellos que piensan que la minería es simplemente el negocio de exportar piedras probablemente no se han acercado a un proyecto minero en los últimos treinta años. La actividad minera en Chile utiliza (y en algunos casos ha desarrollado) tecnología de punta y con el estado del arte en el campo. Solo de esta forma se puede entender la creciente competitividad de la minería en Chile frente a yacimientos con leyes cada vez menores y a la aparición de reservas en numerosas partes del mundo. La pregunta entonces pareciera no ser qué se hace, sino cómo se hace y la respuesta en Chile es que la minería se hace con alta tecnología y es muy competitiva en el mundo.

Pero analicemos también la segunda parte de la aseveración, esto es, que debiéramos exportar bienes de alta tecnología. Ciertamente a mi también me gustaría, pero para ello no basta con quererlo, sino que hay que generar las condiciones para que tal industria sea competitiva internacionalmente (sino, recuérdese nuestra experiencia en fabricación de automóviles). Una industria altamente tecnologizada no se crea desde la nada, sino que requiere de varios factores, uno de los cuales es precisamente el desarrollo de una industria exitosa que nos permita generar el entorno apropiado para el salto que se propone. La minería en Chile cumple con ese requisito y su gestión está construyendo el entorno necesario para el mencionado cambio.

Con esto en mente, podemos analizar el tema de la innovación. Este necesario entorno que nos entrega la minería exitosa (y cada día más acompañada de otras actividades exitosas como la forestal, la frutícola y la salmonera) no es suficiente para dar el salto al desarrollo. El ejemplo de varios países asiáticos que han avanzado significativamente en su grado de desarrollo en los últimos años pareciera mostrar que, entre otros, han aplicado una combinación de excelencia educacional con una gran capacidad de innovación científica y tecnológica. Allí pareciera estar parte de la estrategia y la pregunta que surge es si Chile está aplicando esta combinación de educación e innovación. Aunque hay algunos signos esperanzadores, la respuesta pareciera ir en el sentido negativo y por ello pareciera que uno de los grandes desafíos del momento es avanzar en innovación científica y tecnológica.

5. Las Nuevas Tendencias de Responsabilidad Social y la Actividad Minera

Un astronauta comentaba alguna vez sobre el efecto de ver el planeta desde el espacio. Pareciera que la perspectiva cambia y que se abren nuevas puertas de percepción (como dijo Blake, no Morrison) y discernimiento. Algo así parece estar sucediendo en las mentes de muchas personas que, una vez que han logrado superar la etapa de la supervivencia, comienzan a observar una cierta unidad de entorno y destino compartido para los habitantes del planeta (humanos y otros, de acuerdo con una segunda derivada en esta observación). Algo así pareciera estar sucediendo en algunos sectores de la minería en el mundo (ayudado ciertamente por la voz de numerosos líderes sociales y organizaciones no gubernamentales y tal vez también por cierta incomodidad sobre algunos aspectos del pasado lejano y a veces no tan lejano de la empresa).

El punto es que cada día hay más empresarios que entienden que cumplir con la legislación nacional (laboral, ambiental, tributaria, etc.) no es un techo, sino que un piso de su gestión. No es un mérito cumplir la ley, es una obligación. Pero pareciera haber algo en esto del mérito que quisiera ser más explorado y es así como alguno comienza a observar y a escuchar. Y ciertamente en países como el nuestro las voces se convierten en clamor y en grito (que sin embargo, pocos se detiene a escuchar por lo que ya parece mérito significativo que un empresario minero, y más aún si es extranjero, lo haga). Hay tanta necesidad y tanto por hacer.

En el contexto de lo señalado surgen ideas y aproximaciones novedosas que hablan de responsabilidad social de las empresas, de licencias para operar y de licencias para prosperar. Todas estas son expresiones más o menos adecuadas que buscan hacerse cargo de esta percepción más iluminada que tiene que ver con la percepción de unidad de destino, de responsabilidad desde el éxito y desde la búsqueda de mérito.

En Chile hoy son numerosas las expresiones de responsabilidad social de las empresas mineras que se están desarrollando y que auguran un futuro mejor, sin perjuicio del largo camino que queda por avanzar aún, pero quisiera referirme aquí a una iniciativa extranjera: la Alianza Post Minera. Esta iniciativa, que se basa en los postulados sentados por el proceso y hallazgos del MMSD, postula un acuerdo entre las empresas mineras, las comunidades locales y los gobiernos para enfrentar en forma planificada, anticipada y concordada el período posterior a la actividad minera, esto es, una vez que la empresa cesa sus operaciones y se retira del lugar.

Hace poco estuvieron en Chile los gestores de la Alianza Post Minera y se dedicaron a dar a conocer su proyecto en distintas partes del país. La acogida fue muy calurosa por todos los sectores. Resta ahora observar qué sucede y en qué se concreta este entusiasmo y apoyo inicial. De lo que parece no caber duda es que la responsabilidad social de las empresas ha llegado a Chile para quedarse. Algunos lo entendieron ya, a otros les tomará algún tiempo.



[1] Abogado de la Universidad de Chile, Master en Derecho de la Universidad de Leiden Países Bajos, Master of Arts, Universidad de Notre Dame Estados Unidos; profesor de derecho internacional especializado en temas comerciales, ambientales, mineros y asiáticos de la Academia Diplomática, Universidad del Desarrollo, Universidad Central y Universidad La República. Socio de INGEDER Consultores y antiguo colaborador de Areaminera.

[2] Por supuesto, cada uno de estos temas daría para un artículo completo y mucho más. Por razones de espacio eso no es posible aquí, pero la idea es plantear los temas y que su desarrollo se pueda hacer más adelante.

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